domingo, 2 de octubre de 2011

Actividades de la Comunidad Episcopal Antigua, setiembre 2011.


Otro mes lleno de bendiciones  para la Comunidad Episcopal Antigua de la Iglesia Cristiana del Buen Pastor de Argentina.

En Catamarca estamos en los preparativos finales para pintar y reacondicionar la Iglesia Central. Bien es cierto que Cristo no planteó un templo de ladrillo, sino que le dio importancia al templo interior que todos llevamos en peregrinación en cada acción del día. Pero es necesario un lugar digno de culto, para el encuentro y el compromiso comunitario. Desde el punto de vista evangélico para nada sirven esos templos morcillas, levantados con la sangre del pueblo trabajador: como esos Elefantes fríos, donados por el Gobierno de turno a los funcionarios religiosos del Estado.  El verdadero templo nace paralelo a la necesidad de la comunidad, respetando la acción coherente de Cristo Padre del Amor, mientras caminamos con él.


Los hombres que viven en permanente relación con Cristo son los verdaderos obreros. Ellos hacen su parte en la vida, pero Cristo transforma su trabajo en producto de vida. En la transformación del agua en vino los obreros llenaron las vasijas de agua, sacaron de ellas el contenido y lo llevaron al jefe de la fiesta; pero quien transformó el agua en vino fue Cristo. Este puede transformar la vida frustrada, desorientada y sin sentido en vida plena, que dé satisfacción y tenga sentido.


El conocimiento del Cristo de la vida que obra, surge de la participación con él en sus obras. No es un conocimiento intelectual. Es más bien un conocimiento de vida que se logra cada vez que se toma contacto con él en los mismos hechos de la vida.


Los que no viven con Cristo pueden darse cuenta de que en la vida hay obras importantes hechas por alguien en favor de la vida del hombre. No las atribuye al Cristo de la vida, que obra, sino a las fuerzas de la naturaleza , a la actividad del hombre, a la influencia de teorías, o al peso de ciertas ideologías. El que no tiene relación con el Cristo de la vida no puede saber esto. Le falta entrar en el proceso de la obra de Cristo  para que su vida sea también parte de esa obra.
   

El Cristo que obra es también un Cristo que ordena. Demanda fe y obediencia. En realidad no se puede separar una de otra. Sólo cuando la fe y la obediencia están unidas proceden del Cristo de la vida y tienen valor para la vida. El evangelio dice que los siervos llenaron las tinajas "hasta arriba" (versículo 7). Cristo les ordenó lo que debían hacer y ellos cumplieron la orden en forma completa. Para obedecer en un grado que eleve la vida desde las cosas comunes de "acá abajo" hasta el sentido espiritual de las "de arriba", es necesario nacer de arriba (Jn 3, 3,7) y someterse a la autoridad que viene de arriba , sin la cual no se puede obrar (Jn 19, 11)


Veamos a Cristo no como un ser intelectual y elaborado, sino como una persona real que obra, como un Dios que ordena y como un amigo viviente que se mezcla con las cosas comunes de la vida y con quien podemos relacionarnos a ellas.


Estas invitado a participar de la obra de Cristo, a conocer el Cristo de la vida a través de una experiencia de vida y a entrar en la realidad de la verdadera vida cristiana, que tiene poder porque está bajo la acción del poder de Dios.










Una actividad variada y completa junto a la comunidad de la Prelatura "Jesús Misericordioso" de Bialet Masse, Córdoba. El Espíritu Santo sopló libre, sin pretensiones, ataduras o manipulaciones humanas.




Los días de convivencia con los hermanos de la Comunidad Jesús Misericordioso, en el contexto de la Ordenación Episcopal de Mons.+ Daniel, fueron intensos y variados. Vivimos una integración multicultural y ecuménica, placentera y enriquecedora.
La Comunidad Episcopal Antigua creció en Espíritu y Verdad.



El Espíritu Santo alma de la Iglesia y del apostolado y de la palabra apostólica, que es palabra de salvación, es una demostración de ese poder, no de sabiduría de los hombres (1 Cor 2,4) Esta particular acción del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, los hace partícipes del misterio filial: ya que son escogidos por el poder del Padre, que resucitó a su Hijo Jesús (Gál 1,1), como personalmente lo confirma San Pablo, predicador de la buena noticia “del Señor constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu santificador, por su resurrección de entre los muertos” (Rom 1, 1-4).
Por su resurrección, Cristo, fue constituido Señor, y de ese señorío participan los Apóstoles al recibir el Espíritu Santo (Mt 28,19) que los convierte en predicadores del Evangelio y testigos en el mundo de su resurrección; “Dios lo resucitó de entre los muertos y nosotros les anunciamos a ustedes esa buena noticia” (Hech 13, 29-37).



Sobre la primera Iglesia, reunida con los Apóstoles nombrados personalmente en el libro de los hechos (1, 13,14), vino el Espíritu Santo. En ese momento, como el fuego fuciona los metales convirtiéndolos a la unidad, la Iglesia mostró su inalterable rostro de “Apostólica”, y cuando esa primera comunidad comenzó a expandirse, el número de los creyentes se fue acrecentando, sin perder esa forma apostólica impresa por el fuego del Espíritu, hasta el fin de los tiempos.
La apostolicidad de la Iglesia se basa en su comunión con los apóstoles y, por ellos y con ellos, en su comunión con el Padre y el Hijo (1 Jn 1, 3-7), y reconoce como principio el Espíritu Santo (2 Cor 13,13).




Y ese carisma apostólico de gobierno, como todos los carismas que se dan para el bien común (1 Cor 12,7), impulsa a quien lo ha recibido originalmente y en la sucesión apostólica, obispos, a servir a la comunidad en su animación y ordenamiento. No como los poderosos de la tierra , aunque a ellos también se les ha dado el poder para que sirvan en el gobierno, sino como Cristo, que no vino a ser servido sino a servir (Mc 10, 42-45). La sucesión apostólica en el sentido técnico de esa realidad, se sitúa en el interior de la apstolicidad, de la comunión prolongada en el tiempo.





Esta apostolicidad obliga al servicio de mantener la fe por la palabra, de conservarla por el testimonio de los sufrimientos, y acrecentarla por los combates apostólicos. Los apostoles en efecto, murieron mártires.
Si el Espíritu Santo guarda a la Iglesia en la fidelidad a la fe apostólica y a las estructuras queridas por Jesús (Mt1,16; Hech 20,28), la asiste también para que, si ha de confesar su fe, lo haga de manera segura e infalible, llegando, si fuere el caso, a rubricarla con su propia sangre.





"Tomen el ejemplo de nuestro cuerpo: es uno aunque conste de varios miembros, pero no todos tienen la misma función. lo mismo nosotros, con ser muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo y dependemos unos de otros. Así, pues, sirvamos cada cual con nuestros diferentes dones. El que, por don de Dios, es profeta, hable cuanto le inspire su fe. Que el diácono cumpla su oficio; que el maestro enseñe la doctrina; el que motiva a los demás, que sea convincente. Asimismo, debes dar con la mano abierta, presidir con dedicación y, en tus obras de caridad, mostrarte sonriente." (Rom 12, 4-8)









Bautismo en Bialet Masse por manos del Reverendo Padre Juan Carlos Navarro.
La fe es don de Dios y, como tal, ha sido recibida en el Bautismo; pero para que ese don no quede estéril, requiere respuesta del hombre y es obra de la formación posterior disponer el corazón del hombre para acoger el don del Espíritu y seguir sus llamadas. La fe también es conocimiento, y por eso la formación posterior al Bautismo ayudará a penetrar cada vez más en el Misterio divino, a la par que el niño crece, se desarrolla y va adquiriendo el conocimiento del mundo, de la vida y del hombre.


La fe, sobre todo, es conversión, que empieza cuando se descubre y se acepta a Cristo como salvación de Dios y termina con el encuentro último y definitivo del Señor. Será obra de una constante y cuidadosa atención al niño ayudarle a enfrentarse con Dios que le llama, le invita y le responsabiliza. La fe compromete a todo el hombre ; su desarrollo le hace más hombre y no se podrá lograr una educación integral del mismo omitiendo o relegando a segundo plano la educación de la fe.
 

Pero nunca hay que confundir educar la fe del niño  como sinónimo de una mera instrucción de un "credo" o de una cultura religiosa; es ayudarle a dar una respuesta de adhesión libre y consciente a la Palabra de Dios.
¡Bienvenido al Mundo de Cristo!



Por otra parte, ingresó al Ropero Comunitario de la Comunidad de Catamarca, una colaboración de la Prelatura Jesús Misericordioso de Córdoba. Agradecemos la solidaridad de todos los hermanos que se suman a nuestros Padrinos. Que Dios Padre Todopoderoso los colme de bendiciones.





La palabra de Dios como centro vivo de la comunidad.


"Otra vez Jesús se puso a enseñar a orillas del lago. Se le reunió tanta gente junto a él que tuvo que subir a una barca y sentarse en ella a alguna distancia, mientras toda la gente estaba en la orilla. Jesús les enseñó muchas cosas por medio de ejemplos o parábolas. Les enseñaba en esta forma:
«Escuchen esto: El sembrador salió a sembrar. Al ir sembrando, una parte de la semilla cayó a lo largo del camino, vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó entre piedras, donde había poca tierra, y las semillas brotaron en seguida por no estar muy honda la tierra. Pero cuando salió el sol, las quemó y, como no tenían raíces, se secaron. Otras semillas cayeron entre espinos: los espinos crecieron y las sofocaron, de manera que no dieron fruto. Otras semillas cayeron en tierra buena: brotaron, crecieron y produjeron unas treinta, otras sesenta y otras cien. Y Jesús agregó: El que tenga oídos para oír, que escuche.»
Cuando toda la gente se retiró, los que lo seguían se acercaron con los Doce y le preguntaron qué significaban aquellas parábolas.





El les contestó: «A ustedes se les ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera no les llegan más que parábolas. Y se verifican estas palabras: Por mucho que miran, no ven; por más que oyen, no entienden; de otro modo se convertirían y recibirían el perdón.»
Jesús les dijo: «¿No entienden esta parábola? Entonces, ¿cómo comprenderán las demás?
Lo que el sembrador siembra es la Palabra de Dios. Los que están a lo largo del camino cuando se siembra, son aquellos que escuchan la Palabra, pero en cuanto la reciben, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos.




Otros reciben la palabra como un terreno lleno de piedras. Apenas reciben la palabra, la aceptan con alegría; pero no se arraiga en ellos y no duran más que una temporada; en cuanto sobreviene alguna prueba o persecución por causa de la Palabra, al momento caen.
Otros la reciben como entre espinos; éstos han escuchado la Palabra, pero luego sobrevienen las preocupaciones de esta vida, las promesas engañosas de la riqueza y las demás pasiones, y juntas ahogan la Palabra, que no da fruto.
Para otros se ha sembrado en tierra buena. Estos han escuchado la palabra, le han dado acogida y dan fruto: unos el treinta por uno, otros el sesenta y otros el ciento.»" (Mc 4, 1-20)


Como sucede desde el año pasado, la pastoral de la Iglesia es apoyada por el Centro de Actividades Juveniles con los talleres de reciclado y lecto escritura.















Como siempre, la Iglesia de los pobres se une  a las diferentes actividades culturales que promocionan el desarrollo humano, en este caso compartimos con el CAJ (Centro de Actividades Juveniles) cuyo anexo funciona  en la sede de nuestra pastoral social y que pertenece al Colegio Polimodal Nro.5  "Gobernador Galindez", en las Jornadas de Convivencia con jóvenes de toda la Provincia pertenecientes a este proyecto nacional.




Los Centros de Actividades Juveniles proponen espacios de encuentro y actividades que responden a las expectativas e intereses de los jóvenes. Tienen como propósito desarrollar en las escuelas, propuestas de extensión formativa: culturales, artísticas, deportivas, de acción comunitaria y de emprendimientos escolares, de construcción de ciudadanía, con participación activa de los jóvenes y acuerdos con organizaciones de la comunidad, con la idea de restituir a la escuela su rol de institución de transmisión cultural.




La implementación de los Centros de Actividades Juveniles supone habilitar en la escuela otros espacios y otros tiempos para enseñar y aprender.
El modelo de gestión de los CAJ supone protagonismo de los alumnos, implica escuchar sus voces y propone la presencia significativa de adultos que los coordinan y acompañan. Es por eso que el Equipo de Gestión está compuesto por un coordinador, elegido por concurso de antecedentes e ideas y un grupo de jóvenes, elegidos en cada curso por el conjunto de los alumnos de la escuela. Forman parte de este equipo de gestión además otros adultos: docentes, preceptores y padres, convocados por los jóvenes. Este Equipo de Gestión desarrolla proyectos y actividades a partir de un registro de las expectativas de los jóvenes, de la escuela y la comunidad. 




Los Centros de Actividades Juveniles (CAJ) se proponen habilitar en la escuela otros espacios, otros tiempos y otras formas de enseñar y aprender. Espacios de encuentro y de actividad que responden a las necesidades de adolescentes y jóvenes, tiempos que transcurren fuera del horario escolar habitual y que se definen en función de proyectos de trabajo, de formas de enseñar y aprender que pretenden resignificar los modos cotidianos de vincularse con los saberes propios y de los otros.




De los CAJ participan los alumnos de la escuela donde está ubicado el centro, los alumnos de otras escuelas cercanas, jóvenes de la comunidad que ya terminaron su escolaridad o que por diversas causas no asisten a la escuela. Los CAJ son, en sí mismos, un espacio de inclusión, un ámbito de pertenencia de especial relevancia, en particular para aquellos que están fuera del sistema de educación formal.





En cada CAJ se conforma un Equipo de Gestión (EG) integrado por un grupo de adolescentes y jóvenes. El coordinador del centro y otros adultos cuyo aporte se considere valioso (docentes, preceptores, padres), facilitarán por todos los medios a su alcance la puesta en marcha del EG y el desarrollo de las tareas a su cargo.
La existencia y el funcionamiento regular del EG debe entenderse como una instancia de aprendizaje y de participación efectiva de los jóvenes, a través de la gestión compartida del Centro.


Coordinador Nacional, junto a la Coordinadora local, Ana Laura Peñaloza y Talleristas.

Las actividades que proponen los CAJ se ordenan en torno a la concepción de tiempo libre educativo y están destinadas a la recreación y el desarrollo personal, social y cultural de los jóvenes, priorizando la conformación de grupos, el aprendizaje sustantivo y la producción colectiva.




Los CAJ representan un aporte significativo que la escuela media intenta desarrollar ofreciendo (a través de la educación no formal) una nueva concepción para este nivel, que incluya las múltiples realidades de los adolescentes y los jóvenes. No sólo los que conviven en las aulas sino de aquellos que procuramos que retomen sus estudios.


Actividades del CAJ en la Radio FM del Colegio Polimodal Nro.5 "Gobernador Galindez".




Segundo Encuentro Provincial de los CAJ en el mes de setiembre 2011.








Talleristas itinerantes de Buenos Aires




Reunión de Coordinadores del Caj

Evento artístico de los diferentes CAJ

El MECyT ha impulsado el proyecto CAJ con la intención de construir un programa nacional de alto impacto que discuta los modos de pensar a los jóvenes, que sea capaz de reconstruir los lazos entre generaciones y sea potente para cuestionar a la escuela en sus supuestos y prácticas más rígidos y tradicionales.
La difusión y extensión de este proyecto apunta no sólo a dar una mayor cobertura en todo el país sino a profundizar e incorporar temáticas y debates que no estaban presentes en la agenda pública.

Para llevar adelante el proyecto, las provincias cuentan con la a sistencia técnica que brinda laUnidad Técnica Nacional a los responsables de CAJ de cada jurisdicción (Unidad Técnica Provincial, UTP). El trabajo en esta instancia se centra en dar direccionalidad general al proyecto, en asistir a la función y la tarea que desarrollan las UTP, de modo de asegurar el sentido, los propósitos y las formas de trabajo que se promueven para los Centros.



Con el Prof. Molina, Autoridad máxima de los Programas Nacionales en la Provincia de Catamarca y el Lic. Bordón Coordinador General de los CAJ.

Bendiciones para todas las personas de buena voluntad que apoyan nuestra obras.

Mons.++ Juan Carlos

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Bibliografía Consultada:
Galetti, Gabriel - Al aire de tu vuelo, Ed. Claretiana Bs. As. 1989.-
Iniesta, Alberto - El Bautismo, Ed. Renovación Litúrgica, Madrid 1970.-
La Biblia Latinoamericana
Página del MECyT: http://www.me.gov.ar/curriform/mascaj2.html
Veloso, Mario - Yo tengo fe, Ed. Sudamericana  Bs As. 1975