martes, 10 de abril de 2012

Mensaje y acción: Semana Santa 2012.-



El jueves Santo los sacerdotes renovamos nuestro compromiso de servicio con Cristo, no con la Iglesia: la Iglesia Comunidad adquiere sentido en tanto y cuanto refleje el corazón de Cristo: como presencia viva y cabeza auténtica. Una Iglesia que representa a un Estado o a un poder humano: ídolo, fanático o semi Dios, es una Iglesia que representa  al hombre mismo, por lo tanto no tiene sentido evangélico por más que la presencia del Espíritu Santo este allí (sopla en todas partes y está allí esperando la conversión del hombre). Con el lavatorio de los pies a nuestra comunidad de pobres, recordamos la necesidad de vivir la humildad a pleno y desde ella como poder divino: luchar contra esos poderes humanos que están desintegrando al hombre y al planeta.


Entre aquellos a quienes el Señor ha hecho el insigne honor de asociarlos a su sacerdocio, nadie ha comprendido como San Pablo la amplitud y la profundidad de esta vocación.







Desde que Cristo se le reveló, el mundo, “la carne y la sangre no supusieron nada a sus ojos” (Gal. 1, 16). El se sabía ministro, sacerdote y apóstol de Cristo, “predestinado como tal desde el seno de su madre” (Gal. 1, 15). Cuando narra a los Corintios la historia de su vida, la describe como una serie ininterrumpida, como un encadenamiento maravilloso de sufrimientos soportados por Cristo y de trabajos emprendidos para manifestar las riquezas de su gracia: “Tres veces fui azotado con varas, una vez fui apedreado”…Peligros de todo género jalonaban sus jornadas: “peligros en la ciudad…, en el desierto…, entre los falsos hermanos”. El hambre, el frío y muchas otras miserias llegaron a hacérsele familiares. Y por encima de todo esto, las graves preocupaciones de su alma por “los cuidados inherentes a la fundación de las cristiandades nuevas”. Incluso las dificultades personales de los convertidos encontraban siempre un eco en su corazón: “quién desfallece que no desfallezca yo? ¿Quién se escandaliza que yo no me abrase? (2 Cor, 11, 25 ss) (1)





Pero a pesar de todas estas tribulaciones, San Pablo nunca se sentía abatido. Y él mismo nos confía el secreto que le permitía conservar siempre su ánimo esforzado: “muy gustosamente, pues, continuaré glorificándome en mis debilidades para que habite en mi la fuerza de Cristo” (2 Cor 12, 9). Y nos dice en otro lugar: “Mas en todas estas cosas venceremos por aquel que nos amó” (Rom 8, 37)


Con los pobres y entre los pobres, haciendo nuestra la causa de los pobres, tal como el Maestro nos indicó.
Siguiendo la espiritualidad veterotestamentaria de los ânawin (los pobres y humildes de Yahvé), el Evangelio postula un espíritu de total disponibilidad y entrega confiada a Dios y a los hermanos. Todo lo recibimos de Dios: por lo tanto, todo lo que nos viene nos ad-viene; ante Dios no somos más que mendigos; no debemos, pues, retener nada para nosotros; al contrario: lo que somos y tenemos debemos ponerlo a disposición y al servicio de los demás y de los designios divinos. (2)


Este Espíritu evangélico es condición indispensable para entrar en el Reino y en él radica propiamente el proyecto antropológico cristiano. Ser pobre equivale a ser humilde, sencillo, desprendido, abierto a dar y a recibir. En la Teología de la Liberación de Gustavo Gutierrez se define como "camino de la infancia espiritual". (3)


Siempre necesitamos convertirnos, cambiar nuestro corazón, somos objeto de ricas bendiciones y como lo afirmó San Pablo nuestro destino es la Gloria. No es menos cierto, sin embargo, que somos pecadores, que no siempre somos sabios y amorosos ni justos y que a pesar de nuestras maravillosas potencialidades, nacimos incompletos, desconfiados ante la vida, y encerrados por temores y rutinas sin sentido.

Algunos incapaces de entregarse por completo al Dios viviente, vivirán esta semana  como un oasis en el desierto del año, vivirán como una entrega total y engañados llegaran al día lunes a caer en la misma rutina de siempre…y Cristo quedará para la Navidad, cuando arrancarán nuevamente…mientras tanto seguirán buscando formas sustitutas de seguridad: en cosas materiales, en el poder, en la indiferencia, en la popularidad, en el placer.

Las escrituras nos advierten que tales cosas pueden volverse  formas de idolatría. Sabemos que a veces para seguir siendo verdaderamente una comunidad de discípulos de Jesús, tendremos que decir “no” a ciertos aspectos de nuestra cultura, a ciertas tendencias y modos de actuar por ello debemos ser  conscientes que con la Gracia de Cristo el cambio es posible.






La conversión no es de un día, ni de una semana, es un proceso que dura toda la vida, uno no se convierte en aislamiento sino con el apoyo de toda la comunidad creyente, por medio del bautismo, la oración en común y la voluntad diaria.



El mensaje renovador y salvífico del Evangelio, está llamado a iluminar y orientar la vida del hombre, para que éste acierte a realizarse como persona humana. El hombre que se descubre a sí mismo en toda su riqueza (el "hombre integral"), y que halla en la Buena Noticia la respuesta a sus inquietudes más profundas, es capaz de construir un "mundo nuevo" (...) El hombre por si mismo, no es capaz de transformarse, ni de superar sus propias debilidades (...) Si de construir un mundo nuevo se trata (la "civilización del amor"), es necesario introducir el "amor" en la vida del hombre, y en las relaciones sociales todas. El amor configurará, de este modo, la vida del mundo.(4)



Como Iglesia debemos ser un pueblo según el mismo corazón de Dios, vinculados en el Espíritu, apoyándonos mutuamente en el amor, orientando nuestros corazones hacia el Reino de Dios, comprometiéndonos a la solidaridad con los que sufren, trabajando por la paz y la justicia y actuando como signo del amor y la justicia de Cristo en el mundo.





Debemos estar bien informados y ser más activos, para utilizar nuestra voz y nuestro voto para hablar por los que no tienen voz, para defender a los pobres y a los débiles y promover el bien común.

Debemos formarnos una conciencia crítica para evaluar las políticas económicas públicas y privadas que siempre a pesar de los cambios de gobernantes  terminan afectando a los más pequeños, los extraviados y los marginados de nuestra sociedad.(5)

Con la visión Cristiana de la vida podemos transformar la vida de individuos, familias, escuelas y toda nuestra cultura; a trabajar entonces.


 Queridos hermanos ¡Feliz Pascua de resurrección! que esta manifestación de Fe y caridad regalada por Dios Padre, se mantenga los 365 días del año, por que cada día debemos resucitar en Cristo.


¡Cristo Vive! resucitemos en él

Mons.++ Juan Carlos


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Bibliografía Consultada
(1)   – Marmion, Dom Columba; “Jesucristo Ideal del Sacerdote”, Cap.3 pag.76, Ed. Desclée de Brouwer, Bilbao 1953.-

(2) - Boff, Leonardo; "San Francisco de Asís: Ternura y Vigor": pag 95-96.-Ed. Sal Terrae- Santander- España 1982

(3) - Gutierrez, Gustavo; "Teología da Libertacâo":pags 234-249; Petropolis-Brasil 1975.-


(4)   – Lasanta Casero, Pedro J.; “La nueva evangelización de América” Edicep, Valencia- España 1992.-

(5)   – Carta Pastoral sobre la Enseñanza Social Católica, National Conference of Catoholic Bishops, EE.UU. 1987.-

- BIBLIAS: La BIblia Latinoamerica y  Biblia Latinoamericana.-




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