lunes, 29 de abril de 2013

Sínodo de la Provincia Episcopal Antigua Argentina 2013.




Por: Arzobispo Juan Carlos Urquhart de Barros

Iglesia Episcopal Antigua en Argentina. 

En el marco del Sínodo General de la Iglesia Episcopal Antigua en Argentina y Uruguay, que se concretará en el mes de Julio en Montevideo Uruguay, se desarrolló en la ciudad de Catamarca, Argentina, el Sínodo de la Provincia Episcopal Antigua entre los días 8, 9, 10 y 11 de abril de 2013.


Diácono Mario y Mons. Fray Domingo María

Este Sínodo de la Provincia continúa abierto, y finalizará en el transcurso de una Segunda parte en la ciudad de Córdoba entre los meses de mayo y junio en Córdoba capital.


Obispos: Terragni, Urquhart, Suárez y Faúndez

Hemos elaborado programas y contenidos sobre la formación de los futuros Clérigos y las condiciones básicas para el  ingreso a la Institución. Estamos reflexionando sobre las problemáticas modernas de la sociedad actual y la respuesta que esta parte de la Iglesia Una de Cristo, brindará como estrategia de evangelización, fundamentada en la Biblia: palabra de Dios.



Presentación de Mons.++ Faúndez a parte de la Comunidad Antigua

Contamos, por Gracia de Dios, con la presencia de Mons.++ Fray Domingo María Faúndez, Arzobispo Primado de la Iglesia Apostólica Ecuménica Santa María al pie de la Cruz de Chile, quien invitado a la Argentina por la IOBE (Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava en el extranjero), tuvo la gentileza y humildad de compartir con nosotros en calidad de invitado de este encuentro y nutrirnos con su experiencia de 25 años de Sacerdocio con Cristo. También aprendimos de su experiencia como Católico Independiente en su contexto chileno.




Reverendo Padre Darío (Hermandad de los Nazareos IEA)

En la Iglesia no todos asumen el mismo estado de vida, ni desempeñan el mismo ministerio; hay jerarquías y hay fieles, célibes y casados, obispos, presbíteros, diáconos, religiosos y seglares.


Reconocemos una igualdad básica entre todos los bautizados que se retroalimenta con el sacramento de la confirmación, cuando reciben dones comunes que los capacitan para participar activamente en el dinamismo del Pueblo de Dios.

Como cristianos los fieles llevan impresa la marca de sacerdotes, profetas y servidores, dones inalienables que tienden a tener su expresión adecuada en una vida y en una acción auténticamente comunitaria dentro de la Iglesia.

Nuestra Iglesia instituyó en el transcurso de este Sínodo para animar a los laicos: el Ministerio Laico (o Seglar) de forma tal que cada fiel asuma mayor compromiso en su trabajo pastoral para gloria del reinado de Cristo.






Como a Israel, también se ha dicho a los fieles de la Iglesia: “Ustedes son…un Sacerdocio” (1 Pe 2, 9). San Juan explicita que esta dignidad es propia de cada uno de los fieles y don de Cristo: “Aquel que nos amo, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su padre” (Ap 1, 5-6).

La propiedad sacerdotal del Pueblo de la nueva Alianza está en correlación con el sacerdocio de Cristo, que es el Sumo Sacerdote que han penetrado en los cielos” (Hb 4, 14).




Los Obispos Suárez y Terragni, dan Gracias a Dios por los juguetes que han sido donados a nuestra Iglesia y que serán repartidos entre los niños presentes, como todos los fines de semana luego de la Cena con el Señor.
El mensaje y camino de Jesús se ha centrado en el reino como la verdadera riqueza de los hombres. Ese reino es el tesoro que nos llena, por eso nuestra existencia tiene que mostrarse internamente desprendida.
Los bienes del mundo han perdido su base, tomados en si mismos se convierten en mentira (dioses falsos). Desde esta perspectiva se devela como idolatría la absolutización de los bienes materiales o morales.
Jesús no solamente ha rehusado sino que aprovechando la ocasión ha proclamado un principio radical de la existencia: "Guárdense toda clase de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes (Lc 12, 15).
La vida no es por tanto objeto de dominio como son los bienes de la tierra.

Diácona Elena Encargada del ropero comunitario repartiendo juguetes.

Según la parábola de Jesús: Habiendo conseguido un año numerosos frutos, un labrador creyóse asegurado, dueño del futuro y de la vida. Cuando estaba en esa situación la voz de Dios le dijo: "¡Necio! Esta noche te van a exigir la vida" (Lc 12, 20), Aquel hombre era rico para si, pero ante Dios se halló vacío de sentido.
Existe una riqueza que se cierra sobre el hombre y le convierte en un hombre del complejo engranaje de la tierra. Se da por otro lado, la riqueza para Dios, que es la que abre la vida de los hombres al misterio, más allá de la frontera de la muerte en las raíces mismas de la existencia .
Esta riqueza para Dios ofrece dos momentos primordiales: primero, por un lado es la plenitud de una existencia abierta al evangelio internamente llena de amor del reino y de su esperanza. Y por ultimo, toda verdadera riqueza de la vida es un don para los otros; por eso es rico el desprendido, o aquel que amando pone al servicio de los otros la abundancia o pequeñez de lo que tiene.



Decir que los fieles son Sacerdotes significa que ellos cooperan de alguna manera en la meditación de Cristo entre Dios y los hombres para la salvación. Este sacerdocio común es actualizado por los fieles con una doble modalidad; una modalidad en la que su misma existencia cristiana, ofreciendo a Dios como sacrificio aceptable y “espiritual” las obras propias del hombre cristiano, anunciando el Evangelio y haciendo oración y acción de gracias al Padre; es otra la modalidad litúrgica participando en el culto sacramental de la Iglesia, en particular en la celebración de la Eucaristía. Por eso la liturgia se considera con propiedad como obra de toda la Iglesia y no solo “obra de los curas” y las acciones litúrgicas como “celebraciones de todo el pueblo de Dios”; por consiguiente se puede afirmar que en el culto los fieles son también de alguna manera “celebrantes” y no meros asistentes.
En virtud de este sacerdocio, que radica en su bautismo, los fieles están agregados de alguna manera entre todos los hombres y dedicados al servicio del Dios verdadero.



Los Obispos y Clérigos presentes compartieron con nuestra comunidad de pobres a Cristo Vivo que camina con nosotros. Escucharon sus problemáticas familiares, en el contexto de las drogas, la cárcel y  la discriminación social constante que no les permite asumir oportunidades para el crecimiento de su dignidad como personas.



Vivimos en un ambiente cuyas ideas máximas y aspiraciones son radicalmente opuestas a las de Cristo: “Ellos no son del mundo, como no soy del mundo yo” (Jn 17, 14-16). Estas palabras se las repitió dos veces Jesucristo a sus apóstoles inmediatamente después de haberlos consagrado sacerdotes. Estas palabras deben verificarse también en nosotros. Si nuestro corazón no está impregnado del  espíritu del Evangelio , será el espíritu del mundo el que se insinuará en nosotros y hará que poco a poco vayamos descendiendo a su mismo nivel, para preocuparnos exclusivamente de los negocios profanos y del bienestar de la vida, desinteresándonos completamente de nuestra sagrada misión.



De estás convivencias con la realidad pobre de la Iglesia, surgen los compromisos sólidos y la unidad entre los clérigos que cada día se fortalecen más. Compartir la pobreza, la miseria y el dolor con los elegidos por Cristo, nos sensibiliza, nos compromete y nos acerca más al Cristo Liberador, al redentor, a la verdadera voz de los sin voz.


Esta invitación de ser la voz de los sin voz, es un gran desafío que nuestra Iglesia asumió con gran dignidad a través de la evangelización y más allá de las limitaciones que el mundo capitalista y egoísta nos impone todos los días.


Renovados en Cristo y con Cristo, asumimos la responsabilidad, como auténticos pastores, de promover a los pobres y conducirlos por el camino de la verdad y la vida.



La raíz de todos lo males que aquejan al mundo moderno está en que quiere prescindir de Dios, cuando la verdad es que tenemos una necesidad absoluta de El.
Si en el orden natural le debemos todo cuanto tenemos empezando por la misma existencia, nada digamos de nuestra dependencia en el orden sobrenatural. “Sin mi no pueden hacer nada” (Jn 15, 5). San Agustín hace observar que el Señor no dijo “sin mi no pueden hacer grandes cosas”, sino que afirmó: “nada pueden hacer”. Y añade el gran Doctor de la Gracia: “de la misma suerte que el alma es el principio de la vida corporal, así Dios es la vida de tu alma”.
Nuestra experiencia de todos los días nos recuerda que sin el apoyo divino, nuestra naturaleza no puede encontrar por sí misma el perfecto equilibrio moral.




Visita a la Gruta de la Madre de Cristo, en su advocación de la Virgen del Valle.



Creemos que con la Gracia de Cristo sacramentado, la fuerza de la oración y la unidad y solidaridad de todos los miembros de nuestra pequeña Iglesia, Iglesias amigas, Padrinos y hombres y mujeres de buena voluntad, lograremos sacar adelante esta obra que pretende reflejar el reinado de Cristo.



Como siempre afirmamos en nuestra Iglesia, que Cristo no intentó transformar el orden social, como tampoco quiso cambiar el orden político de su época. Aunque recrimina a los ricos injustos. No se encuentra en ninguna parte de su Evangelio un mensaje para la reforma de las estructuras económicas de su tiempo. Aunque objetivamente su comportamiento pudiera resultar “revolucionario” tanto para el orden religioso establecido, como para el orden políticosocial, lo cierto es que desde el punto de vista de su conciencia  Cristo muere en la cruz para cumplir la voluntad de su Padre por la redención de todos los hombres: su obra se sitúa más en la perspectiva del “orden” de las relaciones del hombre con Dios que en las perspectivas del “orden social”
En conformidad con la actitud de Cristo, la Iglesia reconoce que su misión propia “no es de orden político, económico o social”.
Tanto en un régimen capitalista como socialista la función de los cristianos será siempre de transformación de la realidad, del orden establecido, hacia el logro de un ordenamiento social progresivamente más justo y más humano. La Iglesia no pude quedar “fijada”, establecida, identificada con ningún régimen político, social y económico”.- 

Querido/as y estimado/as hermano/as te invitamos a caminar con nosotros para luchar contra el Pecado Social, producto del egoísmo humano, acércate a nuestra Iglesia que un lugar de trabajo espera por ti, conviértete en instrumento comprometido con Cristo para lograr el mundo que él vino a proclamar a través de la ruta del amor.

Paz y bendiciones.

++Juan Carlos

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Bibliografía consultada

Karrer, Otto; Meditaciones Bíblicas, Ediciones Sigueme, Salamanca 1965.-

Comentarios a la Biblia Litúrgica, Nuevo Testamento, Ed. Paulinas, 1976.-

Marmion, Dom Columba. Jesucristo ideal del Sacerdote.Ediciones Desclée de Brouwer, Bilbao 1953.-